¿Discípulos De Cuello Blanco?
Siempre se ha sabido que en una despedida, la persona que tiene autoridad sobre otras, les puntualiza en ese momento crítico, sus recomendaciones más importantes. Ese es el caso en el Evangelio de Juan capítulo 13.
Era la despedida; el momento justo para que comprendieran qué esperaba de ellos con su muerte en la cruz apenas unas horas después. La lección no podía ser teórica, sino vivencial; práctica.
Pudo haberles pedido que se pusieran de rodillas ante Él. Que hicieran un compromiso solemne de que se mantendrían fieles a todo lo que les había enseñado en tres años. Pudo aceptar que le quemaran incienso, que le adorasen y le prometieran que no le fallarían so pena de la condenación eterna de sus almas. Pero no; les lavó y secó los pies a todos y les dijo: “Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy” Admitió con esas palabras, ser el Maestro entre maestros y el Señor entre los señores. Sin embargo les hizo experimentar en sus propios pies y frente a sus propios ojos, su disposición para hacer el trabajo de un esclavo.
Como Señor de señores, comenzó por dejar su lugar en la mesa; se despojó de su manto; seguidamente se ciñó la toalla y personalmente preparó también el agua en aquel lebrillo. No dio órdenes a nadie para que le proveyesen. Él mismo lo hizo todo. (Como siempre). Estaba habituado a este tipo de acciones. Treinta y tres años atrás se había despojado a sí mismo de su apariencia divina y de su trono en la gloria para venir a este mundo donde fue confundido entre los pecadores.
Como Maestro de maestros, les impartió la envolvente e imborrable lección de servicio humilde de sus vidas. Jamás olvidarían la sensación del agua y de las manos de su Maestro y Señor sobre sus pies.
Cuando terminó con todos, tomó su manto, y volvió a su lugar protagónico en la mesa. Entonces les dijo: “…ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis”.
No pretendía establecer un ritual, sino una actitud; actitud de servicio en humildad en todos ellos. Note que tampoco les pidió que lo imitaran en ese momento. A diferencia de la mayoría de los líderes del Antiguo Testamento cuyos liderazgos involucraron rituales solemnes muchas veces; en el Nuevo Testamento, Dios mismo da un paso adelante y se coloca al frente de modo visible, palpable, y audible en la persona del Hijo. Lo hizo así para dar ejemplo práctico de como quería Dios que las acciones de los discípulos fueran ejecutadas.
El grupo estaba limitado a cierto número de personas. Si bien ese reducido número no era excluyente de otros, sino por motivos de espacio, tiempo, y porque ellos estuvieron con el desde el principio de su ministerio; quizá además lo hizo así para dar a entender que la mejor aplicación de ese ejempló suyo la esperaría siempre de sus escogidos para el ministerio.
Hoy esta lección y ejemplo suyo, sigue teniendo una vigencia práctica y actual para nosotros los líderes de la iglesia. La selección que el Señor hizo de nosotros, nunca fue para ejercer señorío, control, o cumplir rituales al pie de la letra. (Exceptuando el bautismo y la cena del Señor). Nos escogió para ejercer un liderazgo fundado en el servicio; con el motor siempre encendido de un espíritu humilde. Servir sin “valets” que le quiten a uno la capa. Sin aguadores que nos traigan el lebrillo lleno o nos ciñan la toalla. Sin ayudantes que la sostengan mientras lavamos los pies del otro.
Hermanos consiervos no temamos; nuestro lugar en la mesa no peligra nunca cuando hacemos trabajo de siervos, si es que por Él hemos sido llamados al ministerio. Hagamos lo que debamos con la humildad de su ejemplo. No busquemos subordinados para que hagan lo que nos toca.
Evitemos intentar ser “Siervos de cuello blanco”
Dios le bendiga.
Pastor Verde.
2 Comments
Bellisimo el discipulado de hoy, solicito permiso para usarlo en mi congregación.
Que el todopoderoso Dios los bendiga grandemente.
Por supuesto que puede utilizarlo con toda libertad mi hermano
Dios le bendiga
Pastor Verde