El Discípulo Más Positivo

En todas partes nos dicen que hay que ser positivos.  Diariamente se escriben miles de artículos sobre ser positivos a toda costa; bajo  cualquier circunstancia.  Se intercambian cadenas interminables de FW en correos electrónicos con miles de recomendaciones  para actuar  positivamente en cualquier situación. Qué bueno. Está bien  que así sea;  pero la realidad es que;  cuando enfrentamos alguna adversidad,  hace falta un argumento sólido, una base firme; menos poética y romántica, ¡real! efectiva. Ya que estamos intentando…

Enfrentar la adversidad con nuestra propia fuerza de voluntad.

  1. Nuestra propia  fuerza de voluntad para auto-motivarnos.
  2. Nuestra propia resistencia emocional para contener  la presión que la adversidad ejerce sobre nosotros.
  3. Nuestra propia capacidad mental para  mirar por encima del momento;  buscar,  y encontrar una salida.

Esto nos deja limitados a nuestros propios recursos  y  nuestras propias capacidades. Que en ese momento han entrado en shock, ya que la adversidad puede compararse al siguiente ejemplo: Imagine que está distraído en algo y… ¡de pronto! al voltear hacia otro lado, se da  cuenta que un gigante de tres metros y armado hasta los dientes se le está viniendo encima con todas las perores intenciones. ¿Entraría en shock? ¡Por supuesto! Será  imposible vencerlo   con sus propias fuerzas y tratando de darse ánimo con las frases y poemas motivacionales que haya leído.   Practicamente estará perdido.

Hay otro modo de enfrentar la adversidad con la seguridad de la victoria y sin tanto desgaste mental y emocional. (Lástima que sea vista como asunto de la religión). Pero para nada. Es un recurso práctico y efectivo para la vida diaria y es:

Enfrentar  la adversidad con nuestra voluntad puesta en Dios.

Dije voluntad porque debe ser un acto consciente y no una frase más.

  • Esta forma provee de Seguridad y Convicción de que se está  en lo correcto: poniendo la fe en la Palabra de Dios. Hebreos 11:1 dice: “Es pues la fe la certeza de lo que espera; la convicción de lo que no se ve” Cuando le creemos a Dios de este modo;  la victoria depende de Él  y no de nuestra  fuerza. 
  • La historia confirma que a pesar de los tiempos terriblemente adversos que vivieron, muchos han sido los que en los tiempos bíblicos le creyeron a Dios. Está registrado en el Nuevo Testamento en el libro de Hebreos capítulo 11:33 – 36 dice que por FE conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros.  

 

Conclusión:

Intentar ser optimistas en tiempo de adversidad es muy bueno pero bastante difícil.  Tanto como pedirle amablemente a alguien que perdió un ser querido…no llores, en medio de los funerales.

Ojalá probáramos  luchar con la confianza puesta en el poder de Dios  y creyendo a su Palabra.  Tendríamos la base sólida necesaria para luchar sostenidamente  hasta recibir  la victoria. El mismo  dijo: Confiad yo he vencido al mundo…. Y  en esto somos más que vencedores,  por medio de aquel que nos amo. Siempre y cuando tengamos la mirada puesta en el autor y consumador de la fe. Jesucristo.

 

Invitación:

Nadie ha sufrido en éste mundo una adversidad tan cruel como la  que la que Cristo padeció. Fue asesinado públicamente  como un delincuente cuando también públicamente había quedado claro que no había un solo delito del cual se le pudiera acusar.

Fue asesinado en la cruz como un criminal, cuando lo único que vino a hacer a este mundo era librarlos de sus propios pecados. (lo cual sigue siendo su intención) ¿Habrá una adversidad más grande, que enfrentar como culpable, no a la justicia, sino a la injusticia siendo inocente? ¡No!

La siguiente es una pregunta obligada: si sufrió tanto;  ¿Obtuvo la victoria? Bueno; juzga por ti mismo. La Biblia dice en filipenses 2 que Jesús está hoy está sentado a la diestra de la majestad en las alturas (es decir: en el trono más elevado) y todo ojo lo verá y toda rodilla se doblará ante Él. ¡Claro que obtuvo la victoria! Pero en todo tiempo su fe y confianza estuvieron en su Padre Dios.

Deja de luchar solo. Ven a Él. Pídele en oración que te de la victoria.

Comienza pidiéndole perdón por haber  olvidado que su mano ha estado extendida hacia ti desde siempre. Que le has dado la espalda por años pero ya no más. Abre tu corazón a Él, y Él sabrá perdonarte y salvarte. Además: te guiará y usará su poder y su gracia para situarte por encima de tus adversidades.

Dios te bendiga: Pastor Verde.

 

M. F. Verde.

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