Andar en el Espíritu es capacidad que solo verdaderos creyentes en Cristo pueden realizar. No por si, sino por el Espíritu que Dios hace morar en ellos al ser declarados justos al aplicar la justicia de Jesús (Es decir: La rectitud de su persona y sus hechos que agradaron al Padre desde su nacimiento hasta su muerte).

Para un verdadero creyente, andar en el Espíritu no es opción sino deber. Un deber producto de la gratitud y amor a Dios por la salvación. Cuenta con el poder necesario recibido para ejercerlo. Goza de una nueva naturaleza espiritual integrada a su naturaleza humana. El Espíritu de Dios mismo viviendo en él. Es el Espíritu de Dios quien impulsa desde el interior del hombre las intenciones y las correspondientes acciones a realizar de acuerdo a la voluntad santa del Padre. Gal 3:5; 5:16; Ro 6:11

No obstante, Dios implanta la nueva naturaleza espiritual dentro de la pecaminosa; como quien enciende una luz en medio de la oscuridad para mostrar el poderoso efecto iluminador de su presencia, a fin de que sea Él quien reciba la gloria y la honra.

Queda así el nuevo ser humano en una dualidad de naturalezas: la carne pecaminosa y la espiritual en potencia. Así lo ha querido Dios.

Con el “Poder recibido” puede y debe someter cada día, minuto a minuto la carne bajo el poder del Espíritu, para agradar a Dios. Ef. 2:1-6; Ro 13:13-14

Es una constante lucha feroz desde el momento de creer en Jesús como Salvador Único y Suficiente (Nacer de nuevo).

Siendo así; que un creyente afirme que la “Carne” es cosa del pasado, de su vida anterior lejos de Cristo, denota: o falta de conocimiento (comprensible en el inicio de la vida cristiana) o falta de sinceridad; intento de impresionar a quienes le escuchan o intenciones ocultas de manipular a alguien. Fuera de la ignorancia, no son sino evidencia de la carne misma haciendo nuevamente una de las suyas. Mateo 6:1-2, 5; 16

Vea el siguiente video… https://youtu.be/fEaBBmcXzMw?t=1535

Bendiciones.

Pastor Verde.

M. F. Verde.

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