Juventud Tesoro Invaluable (Última parte)

 

 

Obedecer  puede no ser fácil; pero sí puede ser la diferencia entre vivir o morir tempranamente.

 

 Tuve la oportunidad de conocer a un chico hace más de treinta y cinco años cuyo nombre me reservo pero aclaro que es historia, no se trata de un cuentecito para ilustrar el tema.

Nació hermoso y fue un niño precioso. Moreno claro en su adolescencia. Sus ojos: almendrados, grandes y azules; pelo abundante y castaño, con un mechón permanente ondulado y caído sobre la frente. Nariz pequeña y perfilada, cejas delineadas, boca pequeña y labios dibujados. Delgado; aunque bajo de estatura;  era el rostro de un ángel con mirada de águila. En un primer encuentro con él; muy pocas chicas podían evitar parpadear varias veces mientras bajaban  el rostro en un intento por ocultar que sus mejillas incontrolablemente se tornaron  rojas frente a esa poderosa mirada suya. Carismático,  inteligente, con todo a favor para ocupar una posición importante cuando adulto.

Pero una limitación muy grande fue siempre muy suya: ¡No permitió ser guiado! Rechazó toda autoridad; todo lo sabía, ¡Nunca aprendió a obedecer! y decidió “gastar” su adolescencia en conocer y experimentar lo que había en el mundo.

Te invito a que imaginemos el mundo como un «gran antro» formado por varios grandes salones; uno tras otro, divididos por una puerta invisible cada uno ¿Sale? ¡Vamos!

Entrando al primer salón

 

Al entrar a este salón, a este chico todo le pareció bien divertido, emocionante y novedoso. Todos se veían felices bailando y riendo. Estaban disfrutando en grande, había encontrado lo que deseaba, y como siempre había algo nuevo, no había motivo para salir de ahí. Así que permaneció en ese ambiente hasta que le hicieron falta  nuevas emociones.

El segundo Salón

Pasó al “segundo salón” donde la diversión seguía pero algunos ya bebían, fumaban. Eso no era un inconveniente sino al contrario: le inyectaba nueva emoción a la experiencia. Ahí estaba lo que andaba buscando. Probó, disfrutó y quedó encantado con la bebida y al tabaco. No pasó mucho tiempo en el segundo salón, Permaneció allí hasta que también perdió su encanto y así encadenado buscó la puerta de nuevas emociones que se ofrecían “gratis” en el “tercer salón. “

El tercer salón

<Si no fuera porque esto ya lleva muchos años diría yo que creyó que todo era como los video- juegos. Si aparece “Game over” solo le das “clic” a “Play again” y no ha pasado nada; comienzas en cero. En la vida real no ocurre así>. Ya en el tercer salón la bulla continuaba, la música seguía a todo volumen pero él como muchos otros de sus “amigos”, ya no estaba tan divertido, sino buscando en medio del ambiente, el efecto de lo que tomaba o “fumaba”. Aquí el ambiente era pesado. No había muchos estudiantes. Algunos eran mayores que él y lo presionaban a entrar al cuarto salón. Realmente no era necesario presionarlo demasiado, porque por si mismo estaba deseando nuevas y más fuertes emociones.

El cuarto salón

Para cuando se introdujo en él; era solo un visitante conocido por su mal expediente en la escuela. Los familiares habían dejado de intentar aconsejarlo, la casa era un hotel para él, dormía de día (si acaso llegaba a casa). En el cuarto salón la vida era de noche, y para conseguir lo que necesitaba, (porque ya no era gratis); comenzaba a utilizar medios no lícitos. Comenzaba a quedarse solo y a meterse en muchos problemas.

El quinto salón.

¿Había música? ¡Sí! pero no había fiesta, ni alegría. Nadie sabe a ciencia cierta cuantos chicos había en ese lugar; pero quizá no más de los dedos de una mano. El salón no era muy grande; a decir verdad, era un rincón de escasos metros cuadrados. Un foco de bajo wataje y luz amarillenta iluminaba debilmente el cuartucho aquel. Algunos posters de grupos de rock pesado de la época y grafitis «decoraban» las paredes. Berridos, aullidos, balidos y gruñidos eran la música del rock pesado que «ambientaba» la reunión. Una vieja grabadora barata era la responsable de mantener el ambiente reproduciendo vez tras vez el mismo casete. Había droga, alcohol, y tabaco pero todavía le faltaba emoción al evento. Fue cuando alguien (no sé si él mismo); sacó una pistola y la puso en medio de ellos. Se hizo una propuesta que fue aprobada y comenzó el “juego” <<Ruleta rusa le llaman>>. Al día siguiente los diarios locales publicaron las fotos del lugar y los detalles del trágico evento. Paredes, grabadora y casete, piso, posters y revistas, salpicados con sangre y una chica en la cárcel.

 El sexto salón

Dos o tres días después volví a ver a aquel jovencito con cara de ángel. No había fiesta en el salón. No había águila en su mirada. Sus parpados entreabiertos dejaban ver sus ojos azules; pero esta vez no tenían brillo ni expresión. Su mirada estaba perdida en el infinito y su cuerpo presentaba en el pecho y el abdomen desnudos, las ofensivas suturas que hacen los forenses a un cuerpo por el que ya no se puede hacer nada;  que para nada sirve, sino que demanda una pronta sepultura.

A mi izquierda, frente a su ataúd; estaba un varón familiar suyo que lo amó mucho. Aquel hombre recorrió con su mirada el cuerpo de pies a cabeza dos o tres veces. Levantó las  palmas abiertas hacia arriba hasta la altura de los codos, y fijando al fin sus ojos llenos de lágrimas, le miró directamente al rostro y le llamó por su nombre dos veces como si pudiera escucharle y responderle. Preguntó al vacío ¿Por qué? ¿Por qué?    –Esa noche no tuve una sola palabra en mi boca. No pude siquiera sugerir  una respuesta-. El “sexto salón” para ese chico con cara de ángel y mirada de águila,  fue aquella funeraria donde con tristeza lo despedimos para siempre ¡Cuando apenas cumplía quince años!. Para la chica el sexto salón fue probar la cárcel y para los demás el recuerdo imborrable de una noche de terror si es que aun viven.

Vive  la juventud del modo que Dios ha establecido.

 

Los recursos que Dios proveyó para evitar estas tragedias.

El plan original de Dios fue poner a cada joven en un hogar donde recibiera dirección de sus padres adultos. En esta etapa los jóvenes deben; ¡Por que sí pueden! aprender a obedecer en vez de pedir explicaciones de los porqués  a sus padres o tutores. (Por supuesto; también se espera de los padres o tutores que hayan madurado y estén sanamente formados para este momento).

Para facilitar este proceso de maduración Dios estableció para los hijos:

1)      Que honren a sus padres

2)      Que aprendan a obedecerlos.

El recurso eficaz de un adolescente es aprender a obedecer y dejarse guiar por quienes han superado su propia adolescencia, y han adquirido la experiencia suficiente para transmitirla a la siguiente generación.

De este modo, aunque los adolescentes no tienen la capacidad de medir las consecuencias de sus decisiones; con aprender a obedecer a sus padres o tutores en tanto la adquieren, vivirán esta etapa plenamente y sin contratiempos. Evitarán juguetear con peligros innecesarios; y se mantendrán seguros.

Obviamente aquí surge un problema: Muchos jovencitos podrán decir: ¿Qué hago si mis padres no están conmigo y prácticamente vivo solo?

¡Tengo Muy Buenas Noticias Para Ti!

No estás sólo ni desprotegido. Alguien que es experto en ser Padre desde hace seis mil años; te ofrece su experiencia y amor para cuidarte y guiarte. Aquí  está su  promesa: “Aunque mi madre y mi padre me dejaran el Señor se hará cargo de mí”. Dios ofrece ser verdadero Padre para todo aquel que se lo pida. Sólo  tienes que pedírselo y Él te ayudará a superar esta etapa con éxito. ¿Cómo? ¡Para eso está la Bíblia ¿Con qué limpiará el joven su camino? -Con guardar tu Palabra-  Salmos 119:9  La Biblia.

Sugiero que escojas la forma apegada a lo que Dios ha dicho para vivir tu adolescencia por las siguientes ventajas:

  • Es divertida pero no adictiva 

 

  • Es emocionante pero no esclavizante 
    • Si piensas que ser cristiano es aburrido y quieres adrenalina pura, prueba esto: párate en un parque con mucha gente y predícales a puro pulmón que Cristo vino a este mundo a morir por los pecadores. Te garantizo que es más emocionante que saltar del bongee. Adrenalina pura ¡Wow!
  •  No es novedosa pero muy segura.
    • En la biblia hay muchos jóvenes que vivieron de manera segura siguiendo estos principios. Y eso sí experimentaron emociones tremendas.

 

  • No es fugaz sino eterna.
    • Hubiese querido conocer  la Palabra de Dios cuando fui muchacho. ¡Bendito Dios salí bien librado!

 

La decisión es tuya.

Puedes arriesgarte como aquel jovencito de la historia; o mejor vivirla seguro; dejándote conducir por esta etapa preciosa, única y muy corta de tu vida. Decide lo que quieras…

           …pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios. (Final de Eclesiastés 11:9)

Dios te bendiga: Pastor Verde

 

 

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Pastor Verde
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2 Comments

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    Marcos diciembre 22, 2010

    Estuvo muy bueno el artículo pastor, ojalá muchos adolescentes lo lean

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  2. Avatar
    Gemima Hernández diciembre 25, 2010

    Pastor Verde; la historia de su artículo es una realidad que sucede en muchos jóvenes; lo lamentable es que hay quienes no entienden hasta que están en graves problemas.
    Le comento que en la iglesia donde asisto me han invitado para dar estudio a los jóvenes durante el 2011, y sus artículos me serán de gran ayuda para poder hacerlo. Que Dios lo bendiga.

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